Marianne Moore -Charity overcoming envy- |
Friday, March 04, 2005 |
Charity overcoming envy Marianne Moore (EEUU, 1887-1972)
Have you time for a story (depicted in a tapestry)? Charity, riding an elephant, on a "mosaic of flowers", faces Envy, the flowers "bunched together, not rooted." Envy, on a dog, is worn down by obsession, his greed (since of things owned by others he can only take some). Crouching uneasily in the flowered filigree, among wide weeds indented by scallops that swirl, little flattened-out sunflowers, thin arched coral stems, and —ribbed horizontally— slivers of green, Envy, on his dog, looks up at the elephant, cowering away from her, his cheek scarcely scratched. He is saying, "O Charity, pity me, Deity! O pitiless Destiny, what will become of me, maimed by Charity —Caritas— sword unsheathed over me yet? Blood stains my cheek. I am hurt." In chest armor over chain mail, a steel shirt to the knee, he repeats, "I am hurt." The elephant, at no time borne down by self-pity, convinces the victim that Destiny is not devising a plot.
The problem is mastered —insupportable tiring when it was impending. Deliverance accounts for what sounds like an axiom.
The Gordian nod need not be cut.
La caridad triunfante sobre la envidia
¿Tienes tiempo para una historia (representada en un tapiz)? La Caridad, montando un elefante, sobre un «mosaico de flores», se enfrenta a la Envidia, las flores «en manojos, sin plantar». La Envidia, sobre un perro, está agotada por la obsesión, su codicia (ya que sólo una parte de la propiedad ajena puede arrebatar). Arrastrándose ansiosa sobre la floreada filigrana, entre la amplia maleza dentada por conchas que se arremolinan, pequeños girasoles aplastados, tenues tallos arqueados de coral, y —horizontalmente acanaladas— mechas verdes, la Envidia, sobre su perro, levanta los ojos hacia el elefante, recula agazapada, con la mejilla ligeramente rasguñada. Dice: «¡Oh, Caridad, apiádate de mí, Diosa! Oh, despiadado Destino, ¿qué será de mí, tullida a manos de la Caridad —Caritas—, la espada desenvainada sobre mí ya? La sangre mancha mi mejilla. Estoy herida». Vestida con peto sobre cota de malla, una camisa de acero hasta las rodillas, repite: «Estoy herida». El elefante, al que la autocompasión no desanima en ningún momento convence a la víctima de que el Destino no consiste en tramar una conjura.
El problema está superado —insoportablemente agotador cuando era amenazante. La liberación explica lo que parece un axioma.
No es preciso cortar el nudo gordiano.
Versión de Olivia de MiguelLabels: Marianne Moore |
posted by Alfil @ 7:20 AM |
|
|