Elizabeth Bishop -The Map- |
Monday, April 10, 2006 |
The Map Elizabeth Bishop (EEUU, 1902-1988)
The Map Land lies in water; it is shadowed green. Shadows, or are they shallows, at its edges showing the line of long sea-weeded ledges where weeds hang to the simple blue from green. Or does the land lean down to lift the sea from under, drawing it unperturbed around itself? Along the fine tan sandy shelf is the land tugging at the sea from under?
The shadow of Newfoundland lies flat and still. Labrador's yellow, where the moony Eskimo has oiled it. We can stroke these lovely bays, under a glass as if they were expected to blossom, or as if to provide a clean cage for invisible fish. The names of seashore towns run out to sea, the names of cities cross the neighboring mountains -the printer here experiencing the same excitement as when emotion too far exceeds its cause. These peninsulas take the water between thumb and finger like women feeling for the smoothness of yard-goods.
Mapped waters are more quiet than the land is, lending the land their waves' own conformation: and Norway's hare runs south in agitation, profiles investigate the sea, where land is. Are they assigned, or can the countries pick their colors? -What suits the character or the native waters best. Topography displays no favorites; North's as near as West. More delicate than the historians' are the map-makers' colors.
El Mapa
La tierra yace en el agua; es un verde sombreado. Sombras ¿o son bajíos? que muestran el contorno de extendidos arrecifes llenos de algas marinas por las orillas donde la maleza cuelga desde el verde hasta el simple azul. ¿O acaso la tierra se inclina para levantar el mar por debajo, atrayéndolo, imperturbado, a su alrededor? ¿Está la tierra halando el mar por debajo a lo largo del primoroso y curtido banco de arena?
La sombra de Terranova yace plana y amortiguada. La de Labrador es amarilla, donde el soñador esquimal la ha aceitado. Podemos acariciar estas agradables bahías, cubiertas por un cristal como si esperásemos que florecieran, o cual si proveyéramos un limpio recipiente para peces invisibles.
Los nombres de los pueblos costeros se precipitan al mar, los nombres de las ciudades cruzan las montañas adyacentes —el impresor experimenta en esto la misma agitación que cuando la emoción excede por mucho su causa—. Estas penínsulas cogen el agua entre el dedo pulgar y el índice como mujeres que palpan la suavidad de las telas.
Las aguas de los mapas son más tranquilas que la tierra, otorgándole a ésta la configuración de sus olas: sr la liebre de Noruega corre hacia el sur, agitada los contornos escudriñan el mar, que es donde la tierra yace. ¿Se les imponen o pueden los países escoger sus colores? —Lo que mejor se ajuste al carácter o a las aguas nacionales—. La topografía no tiene preferencias; tan accesible el norte, como el oeste. Más delicados que los de los historiadores son los colores de los cartógrafos.
Versión de Orlando José HernándezLabels: Elizabeth Bishop |
posted by Alfil @ 3:55 PM |
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