Lewis Carroll -The hunting of the Snark- Fit the First. The landing- |
Sunday, March 26, 2006 |
The hunting of the Snark Lewis Carroll (1832-1898)
Fit the First 1. The landing
"Just the place for a Snark!" the Bellman cried, As he landed his crew with care; Supporting each man on the top of the tide By a finger entwined in his hair.
"Just the place for a Snark! I have said it twice: That alone should encourage the crew. Just the place for a Snark! I have said it thrice: What i tell you three times is true."
The crew was complete: it included a Boots-- A maker of Bonnets and Hoods-- A Barrister, brought to arrange their disputes-- And a Broker, to value their goods.
A Billiard-maker, whose skill was immense, Might perhaps have won more than his share-- But a Banker, engaged at enormous expense, Had the whole of their cash in his care.
There was also a Beaver, that paced on the deck, Or would sit making lace in the bow: And had often (the Bellman said) saved them from wreck, Though none of the sailors knew how.
There was one who was famed for the number of things He forgot when he entered the ship: His umbrella, his watch, all his jewels and rings, And the clothes he had bought for the trip.
He had forty-two boxes, all carefully packed, With his name painted clearly on each: But, since he omitted to mention the fact, They were all left behind on the beach.
The loss of his clothes hardly mattered, because He had seven coats on when he came, With three pairs of boots--but the worst of it was, He had wholly forgotten his name.
He would answer to "Hi!" or to any loud cry, Such as "Fry me!" or "Fritter my wig!" To "What-you-may-call-um!" or "What-was-his-name!" But especially "Thing-um-a-jig!"
While, for those who preferred a more forcible word, He had different names from these: His intimate friends called him "Candle-ends," And his enemies "Toasted-cheese."
"His form in ungainly--his intellect small--" (So the Bellman would often remark) "But his courage is perfect! And that, after all, Is the thing that one needs with a Snark."
He would joke with hyenas, returning their stare With an impudent wag of the head: And he once went a walk, paw-in-paw, with a bear, "Just to keep up its spirits," he said.
He came as a Baker: but owned, when too late-- And it drove the poor Bellman half-mad-- He could only bake Bridecake--for which, I may state, No materials were to be had.
The last of the crew needs especial remark, Though he looked an incredible dunce: He had just one idea--but, that one being "Snark," The good Bellman engaged him at once.
He came as a Butcher: but gravely declared, When the ship had been sailing a week, He could only kill Beavers. The Bellman looked scared, And was almost too frightened to speak:
But at length he explained, in a tremulous tone, There was only one Beaver on board; And that was a tame one he had of his own, Whose death would be deeply deplored.
The Beaver, who happened to hear the remark, Protested, with tears in its eyes, That not even the rapture of hunting the Snark Could atone for that dismal surprise!
It strongly advised that the Butcher should be Conveyed in a separate ship: But the Bellman declared that would never agree With the plans he had made for the trip:
Navigation was always a difficult art, Though with only one ship and one bell: And he feared he must really decline, for his part, Undertaking another as well.
The Beaver's best course was, no doubt, to procure A second-hand dagger-proof coat-- So the Baker advised it-- and next, to insure Its life in some Office of note:
This the Banker suggested, and offered for hire (On moderate terms), or for sale, Two excellent Policies, one Against Fire, And one Against Damage From Hail.
Yet still, ever after that sorrowful day, Whenever the Butcher was by, The Beaver kept looking the opposite way, And appeared unaccountably shy.
La caza del Snark
Canto primero 1.El desembarco
“¡Excelente lugar para el snark!”, exclamó el capitán, a la vez que desembarcaba con sumo cuidado a su tripulación: ensortijando los cabellos de cada marinero en su dedo, les ponía fuera del alcance de la olas.
“¡Excelente lugar para el snark!”, repitió, como si esta sola frase debiera estimular a la tripulación. “¡Excelente lugar para el snark!, y lo digo por tercera vez. Recordad, todo lo que os diga tres veces es siempre verdad.”
La tripulación estaba completa. Contaba con un limpiabotas, un sombrerero que también hacía capuchas; un abogado, a quien trajeron para que pusiera orden en sus disputas; y un tasador, para que valorase sus pertenencias.
Un empleado de los billares, hombre de inmensa habilidad, y que quizás se habría hecho con algo más de lo que le correspondía de no haber sido por un banquero, contratado con un enorme gasto, y que era quien administraba el dinero.
Un castor también había, que marcaba el paso sobre la cubierta y que, a veces, se sentaba en la proa a hacer encaje. A menudo les había salvado del naufragio, según explicó el capitán, aunque ninguno de los marineros supo cómo.
Había un tipo famoso por la cantidad de cosas que olvidó en tierra al embarcar su paraguas, su reloj, todas sus alhajas y anillos y la ropa que había comprado para la expedición.
Tenía cuarenta y dos baúles, todos cuidadosamente embalados y con su nombre claramente rotulado en ellos; pero, como omitió decir que los tenía, todos se quedaron en la playa.
En realidad, apenas le importó la pérdida de sus ropas, pues cuando embarcó traía puestos siete abrigos y tres pares de botas. Lo peor de todo fue que… ¡había olvidado completamente su nombre!
Respondía al grito de “¡eh!” o a cualquier grito fuerte, como “¡fríame!” o “¡fría mi peluca!” También, al de “¡como se llame!” o “¿cuál era su nombre?”, pero especialmente a “¡como diantre se llame!”
Mientras que, para aquellos que preferían palabras más concluyentes, tenía varios nombres; por ejemplo, sus amigos más íntimos le llamaban “velilla” y sus enemigos “queso tostado”.
“Su aspecto es desgalichado y su intelecto corto”, solía hacer notar a menudo el capitán, “pero su valor es perfecto y, después de todo, esto es lo que se necesita con un snark.”
Solía bromear con las hienas y les sostenía la mirada, con un impúdico movimiento de cabeza. Y cuentan que una vez fue a pasear, zarpa con zarpa, con un oso, “para mantener el ánimo”, según explicó.
Vino de panadero, y confesó cuando era demasiado tarde —con lo que volvió medio loco al pobre capitán— que sólo sabía hacer tarta nupcial, para lo cual debo decir que ni había ni iba a haber ingredientes.
El último miembro de la tripulación necesita descripción especial, aunque tenía un increíble aspecto de zopenco. No tenía más que una idea, que era la del snark; por ello el buen capitán le contrató al momento.
Vino de carnicero, pero declaró con gran seriedad, cuando hacía una semana que el barco había zarpado, que sólo sabía matar castores. El capitán se asustó: vamos, que estaba demasiado aterrado para hablar.
Pero finalmente explicó, en tono trémulo que sólo había un castor a bordo, que era de su propiedad y tenía domesticado, y cuya muerte deploraría profundamente.
El castor, que casualmente oyó esta observación, protestó con lágrimas en los ojos y dijo que ni siquiera el éxtasis de cazar el snark podría compensar la funesta sorpresa.
Exigió enérgicamente que se transportase al carnicero en un barco aparte. Pero el capitán se negó a tomar tal precaución porque no convenía al plan de la expedición.
“¡La navegación es siempre un difícil arte, incluso con un sólo barco y una sóla campana!”, exclamo el capitán, por lo que lamentaba tener que declinar el hacerse cargo de otro más.
Lo mejor que podía hacer el castor, sin duda alguna, era procurarse un abrigo de segunda mano a prueba de cuchillos. Este fue el consejo del panadero. Y luego, que se hiciera un seguro de vida en alguna compañía de renombre.
Esto sugirió el banquero y le ofreció en alquiler, a precio módico, o en venta dos excelentes pólizas: una contra incendios y otra contra daños por el granizo.
Aún ahora, desde aquel triste día, siempre que el carnicero aparecía por allí, el castor miraba hacia el lado contrario y se mostraba indeciblemente tímido.Labels: Lewis Carroll |
posted by Alfil @ 5:50 PM |
|
|