Gilbert K. Chesterton -The last hero- |
Tuesday, February 14, 2006 |
The last hero Gilbert Keith Chesterton (Gran Bretaña, 1874-1936)
The wind blew out from Bergen from the dawning to the day, There was a wreck of trees and fall of towers a score of miles away, And drifted like a livid leaf I go before its tide, Spewed out of house and stable, beggared of flag and bride. The heavens are bowed about my head, shouting like seraph wars, With rains that might put out the sun and clean the sky of stars, Rains like the fall of ruined seas from secret worlds above, The roaring of the rains of God none but the lonely love. Feast in my hall, O foemen, and eat and drink and drain, You never loved the sun in heaven as I have loved the rain.
The chance of battle changes —so may all battle be; I stole my lady bride from them, they stole her back from me. I rent her from her red-roofed hall, I rode and saw arise, More lovely than the living flowers the hatred in her eyes. She never loved me, never bent, never was less divine; The sunset never loved me, the wind was never mine. Was it all nothing that she stood imperial in duresse? Silence itself made softer with the sweeping of her dress.
O you who drain the cup of life, O you who wear the crown, You never loved a woman's smile as I have loved her frown. The wind blew out from Bergen to the dawning of the day, They ride and run with fifty spears to break and bar my way, I shall not die alone, alone, but kin to all the powers, As merry as the ancient sun and fighting like the flowers. How white their steel, how bright their eyes! I love each laughing knave, Cry high and bid him welcome to the banquet of the brave. Yea, I will bless them as they bend and love them where they lie, When on their skulls the sword I swing falls shattering from the sky. The hour when death is like a light and blood is like a rose, You never loved your friends, my friends, as I shall love my foes. Know you what earth shall lose to-night, what rich uncounted loans, What heavy gold of tales untold you bury with my bones? My loves in deep dim meadows, my ships that rode at ease, Ruffling the purple plumage of strange and secret seas. To see this fair earth as it is to me alone was given, The blow that breaks my brow to-night shall break the dome of heaven. The skies I saw, the trees I saw after no eyes shall see, To-night I die the death of God; the stars shall die with me; One sound shall sunder all the spears and break the trumpet's breath: You never laughed in all your life as I shall laugh in death.
El último héroe
El viento soplaba desde Bergen al amanecer el día, Chocaban los árboles y a miles de millas las torres caían, Y trémula flotaba la hoja a la que yo anticipaba su vaivén, Vomitada fuera de la casa y del establo, bandera y novia mendiga. Los cielos se arquean sobre mi cabeza, gritando cual guerra de serafines, Con lluvias que podrían barrer el Sol y limpiar el cielo de estrellas, Lluvias como la caída de ruinosos mares de secretos mundos superiores; Nadie, sólo el amor, el rugido de las lluvias de Dios. Fiesta en mi salón, ¡ah, mis enemigos!, coman, beban y extenúense, Nunca han amado el Sol en el cielo como yo he amado la lluvia.
La oportunidad en las batallas cambia —como veleidosa es cualquier batalla; De allí rapté a mi novia, y ellos me la volvieron a quitar. Y le alquilé el salón de alfombra roja, cabalgué y la vi incorporarse, Más encantadora que las flores vivientes que habitaban sus ojos. Ella nunca me amó, nunca se doblegó, nunca fue menos divina; El ocaso tampoco me amó, y el viento jamás fue mío. ¿Y así por nada ella imperialmente resistía? El silencio mismo se atenuaba con el abanicar de su vestido. Tú, que vacías la copa de la vida, tú que portas la corona, Nunca has amado la sonrisa de una mujer como yo he amado su ceño. El viento soplaba desde Bergen al amanecer el día, Cabalgaba y corría con cincuenta lanzas para destruir y obstruir mi camino, No me moriré solo pero, emparentado a todos los poderes, Estaré tan alegre como el Sol antiguo, luchando igual que las flores. ¡Cuán blanco es su acero, cuán luminosos sus ojos! Amo a cada risueño bribón; Llora fuerte y dale la bienvenido al banquete del valiente. Sí, yo los bendeciré cuando se dobleguen y los amaré en donde queden, Cuando se estrelle en sus cráneos la espada que esgrimo cayendo desde el cielo. Hora en que la muerte es como una luz y la sangre como una rosa.. Nunca amaste a tus amigos, a mis amigos, como yo amaré a mis enemigos.
¿Sabes qué tierra se perderá esta noche, qué rico descontará sus préstamos, Qué pesado oro de inefables cuentos se enterrará con mis huesos? Mis amores en los profundos prados oscuros, mis naves que surcaron a gusto, Serpenteando el plumaje púrpura de mares secretos y desconocidos. Para poder ver esta tierra como solo a mí se me dio, El soplo que quiebra mi frente esta noche romperá el domo de cielo. Los cielos que vi, los árboles que contemplé y que ningún otro ojo verá, Esta noche yo muero la muerte de Dios; las estrellas morirán conmigo; Un sonido debe apartar todas las lanzas e interrumpir el viento de la trompeta: Nunca te reíste en tu vida toda como yo lo haré en la muerte.Labels: Gilbert K. Chesterton |
posted by Alfil @ 4:01 AM |
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