Roald Dahl -Charlie and the chocolate factory- Roald Dahl- |
Saturday, January 28, 2006 |
Charlie and the chocolate factory Roald Dahl (Wales, 1916-1990)
Violet Beauregarde
"Dear friends, we surely all agree There's almost nothing worse to see Than some repulsive little bum Who's always chewing chewing gum. (It's very near as bad as those Who sit around and pick the nose). So please believe us when we say That chewing gum will never pay; This sticky habit's bound to send The chewer to a sticky end. Did any of you ever know A person called Miss Bigelow? This dreadful woman saw no wrong In chewing, chewing all day long. She chewed while bathing in the tub, She chewed while dancing at her club, She chewed in church and on the bus; It really was quite ludicrous! And when she couldn't find her gum, She'd chew up the linoleum, Or anything that happened near– A pair of boots, the postman's ear, Or other people's underclothes, And once she chewed her boy friend's nose. She went on chewing till, at last, Her chewing muscles grew so vast That from her face her giant chin Stuck out just like a violin. For years and years she chewed away, Consuming fifty packs a day, Until one summer's eve, alas, A horrid business came to pass. Miss Bigelow went late to bed, For half an hour she lay and read, Chewing and chewing all the while Like some great clockwork crocodile. At last, she put her gum away Upon a special little tray, And settled back and went to sleep– (She managed this by counting sheep). But now, how strange! Although she slept, Those massive jaws of hers still kept On chewing, chewing through the night, Even with nothing there to bite. They were, you see, in such a groove They positively had to move. And very grim it was to hear In pitchy darkness, loud and clear, This sleeping woman's great big trap Opening and shutting, snap–snap–snap! Faster and faster, chop–chop–chop, The noise went on, it wouldn't stop. Until at last her jaws decide To pause and open extra wide, And with the most tremendous chew They bit the lady's tongue in two. Thereafter, just from chewing gum, Miss Bigelow was always dumb, And spent her life shut up in some Disgusting sanatorium. And that is why we'll try so hard To save Miss Violet Beauregard From suffering an equal fate. She's still quite young. It's not too late, Provided she survives the cure. We hope she does. We can't be sure."
Charlie y la fábrica de chocolate
Violet Beauregarde
No me cabe duda, queridos amigos, De que estáis en esto de acuerdo conmigo: No hay nada que más repulsión pueda dar Que un niño que masca chicle sin cesar. (Es un vicio tan malo, vulgar e infeliz Como el de meterse el dedo en la nariz.) De modo que es cierto, tenemos razón, El chicle no es nunca una compensación. Esta horrible costumbre os haré acabar mal Enviándoos a un pegajoso final. ¿Alguno de vosotros conoce o ha oído Hablar de una tal señorita Bellido? Esta horrible mujer nada malo veía En mascar y mascar a lo largo del día. Mascaba bañándose en su bañera, Mascaba, bailando, la noche entera. Mascaba en la iglesia y hasta en el tranvía ¡Mascar es lo único que la pobre hacía! Y cuando perdía su chicle, mascaba Trozos de linóleo que del suelo arrancaba. O cualquier otra cosa, la que hallase primero, Un par de botas viejas, la oreja del cartero, Los guantes de su tía, el ala de un sombrero. ¡Hasta llegó a mascarle la nariz al frutero! Y así siguió mascando, hasta que llegó un día En que sus maxilares (yo ya me lo temía) Alcanzaron tal envergadura, por fin, Que su enorme mandíbula parecía un violín. Durante años y años masticó sin cesar Y cien chicles,.o mil consumió, Hasta que una noche, al irse a acostar He aquí lo que le sucedió: En la cama leyó durante media hora Sin dejar su vicio satánico. En verdad, nuestra pobre señora Parecía un cocodrilo mecánico. Por fin decidió colocar El chicle sobre una bandeja Y para dormirse se puso a contar Como otros insomnes, ovejas. Pero, ¡qué extraño!, aunque dormía Y el chicle acababa de dejar Sus maxilares se movían Aun sin nada que mascar. ¡Estaban ya tan habituados Que no podían estar cerrados! Y era siniestro oír el crujido Que en medio de la oscuridad Hacían sus dientes. Era un ruido Que daba miedo de verdad. Así siguió la noche entera, Pero al llegar la madrugada Se dio la crudelísima ocasión De que sus fauces decidieron Abrirse en toda su extensión Dando un tremendo tarascón Que le arrancó la lengua entera. Y desde entonces, la señora A fuerza de tanto masticar, Se quedó muda, y hasta ahora Nunca más ha vuelto a hablar. Su caso resultó notorio Y fue aparar a un sanatorio Que ya no ha vuelto a abandonar. Así, queremos intentar Salvar a Violet Beauregarde De un destino similar. Aún es joven, no es muy tarde, Y aunque la prueba sea dura Esperemos, sin alardes, Que sobreviva a la cura. Quizá lo haga, pronto o tarde. La cosa no es muy segura.Labels: Roald Dahl |
posted by Alfil @ 12:41 PM |
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