T.S. Eliot -Murder in the cathedral- |
Wednesday, December 07, 2005 |
Murder in the Cathedral Thomas Stearns Eliot (Gran Bretaña, 1888-1965)
(...) Since golden October declined into sombre November And the apples were gathered and stored, and the land became brown sharp points of death in a waste of water and mud, The New Year waits, breathes, waits, whispers in darkness. While the labourer kicks off a muddy boot and stretches his hand to the fire, The New Year waits, destiny waits for the coming. Who has stretched out his hand to the fire and remembered the Saints at All Hallows, Remembered the martyrs and saints who wait? and who shall Stretch out his hand to the fire, and deny his master? who shall be warm By the fire, and deny his master?
Seven years and the summer is over Seven years since the Archbishop left us, He who was always kind to his people. But it would not be well if he should return. King rules or barons rule; We have suffered various oppression, But mostly we are left to our own devices, And we are content if we are left a lone. We try to keep our households in order; The merchant, shy and cautious, tries to compile a little fortune, And the labourer bends to his piece of earth, earthcolour, his own colour, Preferring to pass unobserved. Now I fear disturbance of the quiet seasons: Winter shall come bringing death from the sea, Ruinous spring shall beat at our doors, Root and shoot shall eat our eyes and our ears, Disastrous summer burn up the beds of our streams And the poor shall wait for another decaying October. Why should the summer bring consolation For autumn fires and winter fogs?
What shall we do in the heat of summer But wait in barren orchards for another October? Some malady is coming upon us. We wait, we wait, And the saints and martyrs wait, for those who shall be martyrs and saints. Destiny waits in the hand of God, shaping the still unshapen: I have seen these things in a shaft of sunlight. Destiny waits in the hand of God, not in the hands of statesmen Who do, some well, some ill, planning and guessing, Having their aims which turn in their hands in the pattern of time. Come, happy December,? who shall observe you, who shall preserve you? Shall the Son of Man be born again in the litter of scorn? For us, the poor, there is no action, But only to wait and to witness. (...)
Asesinato en la catedral
(...) Desde que el dorado octubre declinó en sombrío noviembre y las manzanas fueron recogidas y guardadas, y la tierra se volvió ramas de muerte, pardas y agudas, en un erial de agua y lodo, el año nuevo espera, respira, espera, murmura en la sombra. Mientras el labriego arroja a un lado la bota lodosa y tiende las manos al fuego, el año nuevo espera, el destino espera su advenimiento. ¿Quién ha acercado las manos al fuego sin recordar a los santos en el Día de Todos Santos, a los mártires y santos que esperan? y ¿quién, tendiendo las manos al fuego, negará a su maestro: y quién, calentándose junto al fuego, negará a su maestro? Siete años, y ha terminado el verano, siete años hace que el arzobispo nos dejó, él, que fue siempre bueno con su rey. Pero no estaría bien que regresara El rey gobierna o gobiernan los señores, hemos sufrido diversas tiranías; pero casi siempre se nos deja a nuestros propios recursos, y vivimos contentos si nos dejan en paz. Tratamos de mantener nuestras casas en orden, el mercader, tímido y cauto, se afana por reunir una modesta fortuna, y el labriego se inclina sobre su pedazo de tierra, color de tierra su propio color, y prefiere pasar inadvertido. Ahora temo disturbios en las apacibles estaciones: el invierno vendrá trayendo del mar a la muerte; la ruinosa primavera llamará a nuestras puertas, raíz y vástago nos comerán ojos y orejas, el desastroso verano aplastará el lecho de nuestros arroyos y aguardarán los pobres otro octubre moribundo. ¿Por qué el verano habría de consolarnos de los fuegos del otoño y las nieblas invernales? ¿Qué haremos en el sopor del verano sino esperar en estériles huertos otro octubre? Alguna dolencia viene sobre nosotros. Esperamos, esperamos, y los santos y mártires esperan a quienes serán mártires y santos. El destino espera en la mano de Dios, que modela lo todavía informe: yo he visto estas cosas en un rayo de sol. El destino espera en la mano de Dios, no en las manos de los estadistas, quienes, unas veces bien, otras mal, hacen proyectos y conjeturas y abrigan propósitos que giran en sus manos en la trama del tiempo. Ven, feliz diciembre, ¿quién te observará, quién te preservará? ¿Nacerá otra vez el Hijo de! Hombre en el pesebre del escarnio? Para nosotros, los pobres, no hay acción, sino sólo esperar y dar testimonio. (...)
Versión de Jorge Hernández CamposLabels: T.S. Eliot |
posted by Alfil @ 3:12 PM |
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