T.S. Eliot -Four Quartets- The dry savages- |
Wednesday, December 07, 2005 |
Four Quartets Thomas Stearns Eliot (Gran Bretaña, 1888-1965)
The dry salvages
I do not know much about gods; but I think that the river Is a strong brown god - sullen, untamed and intractable, Patient to some degree, at first recognised as a frontier; Useful, untrustworthy, as a conveyor of commerce; The only a problem confronting the builder of bridges. The problem once solved, the brown god is almost forgotten By the dwellers in cities - ever, however, implacable. Keeping his seasons, and rages, destroyer, reminder Of what men choose to forget. Unhonoured, unpropitiated By worshippers of the machine, but waiting, watching and waiting. His rhythm was present in the nursery bedroom, In the rank ailanthus of the April dooryard, In the smell of grapes on the autumn table, And the evening circle in the winter gaslight. The river is within us, the sea is all about us; The sea is the land's edge also, the granite, Into which it reaches, the beaches where it tosses Its hints of earlier and other creation: The starfish, the horseshoe crab, the whale's backbone; The pools where it offers to our curiosity The more delicate algae and the sea anemone. It tosses up our losses, the torn seine, The shattered lobsterpot, the broken oar And the gear of foreign dead men. The sea has many voices, Many gods and many voices. The salt is on the briar rose, The fog is in the fir trees. The sea howl And the sea yelp, are different voices Often together heard: the whine in the rigging, The menace and caress of wave that breaks on water, The distant rote in the granite teeth, And the wailing warning form the approaching headland Are all sea voices, and the heaving groaner Rounded homewards, and the seagull: And under the oppression of the silent fog The tolling bell Measures time not our time, rung by the unhurried Ground swell, a time Older than the time of chronometers, older Than time counted by anxious worried women Lying awake, calculating the future, Trying to unweave, unwind, unravel And piece together the past and the future, Between midnight and dawn, when the past is all deception, The future futureless, before the morning watch Whem time stops and time is never ending; And the ground swell, that is and was from the beginning, Clangs The bell. (...)
Cuatro cuartetos Los Salvajes Yertos
No sé mucho sobre dioses, pero pienso que el río Es un fuerte dios pardo: arisco, indomado, intratable, Paciente hasta cierto punto, aceptado al principio como frontera; Util, poco digno de confianza como portador de comercio; Después, nada más que un problema planteado al constructor de puentes.Ya resuelto el problema, el dios pardo está casi olvidado Por los pobladores de las ciudades; pero siempre es implacable, Puntual con sus estaciones y sus furias, destructor, recordativo De lo que los hombres optan por olvidar. Sin ofrendas, sin ser propiciado Por los adoradores de la máquina, pero a la espera, observando y a la espera. Su ritmo estuvo presente en el dormitorio de los niños, En el lozano ailanto del patio en abril, En el aroma de uvas de la mesa otoñal Y en el círculo nocturno de la invernal luz de gas. El río está adentro nuestro, el mar nos rodea por todas partes; El mar es el borde de la tierra también, el granito Hasta el que llega, las playas donde lanza Sus muestras de otra creación más primitiva La estrella de mar, el límulo, el espinazo de ballena; Las piletas donde brinda a nuestra curiosidad Las algas más delicadas y la anémona marina. Lanza al aire nuestras pérdidas, la red desgarrada, Pedazos de olla para langosta, el remo roto Y los equipos de extranjeros muertos. El mar tiene muchas voces, Muchos dioses y muchas voces. Hay sal en la rosa silvestre La niebla está en los abetos. El aullido del mar Y el gañido del mar son voces diferentes Que a menudo se escuchan juntas: los gemidos en el cordaje, La amenaza y caricia de ola que rompe contra el agua, La distante repetición en los dientes de granito, Y el llanto que avisa desde el promontorio ya próximo Son todas voces del mar, así como el quejoso que vira Rumbo a casa y la gaviota; Y bajo la opresión de la silenciosa bruma La campana que tañe Mide tiempo no nuestro tiempo, tocada por la marejada Sin prisa, un tiempo Más viejo que el tiempo de los cronómetros, más viejo Que el tiempo contado por mujeres preocupadas hasta la angustia Que se quedan despiertas, calculando el futuro, Tratando de destejer, desenredar, desembrollar Y reunir el pasado y el futuro, Entre la medianoche y el alba, cuando el pasado es todo engaño, El futuro sin futuro, antes de la guardia matutina Cuando el tiempo se para y el tiempo no termina nunca; Y la marejada, que está y estuvo desde el comienzo, Tañe La campana. (...)Labels: T.S. Eliot |
posted by Alfil @ 4:40 PM |
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