Allen Ginsberg -In the baggage room at Greyhound- I - |
Saturday, October 15, 2005 |
In the baggage room at Greyhound Allen Ginsberg (1926-1997)
I In the depths of the Greyhound Terminal sitting dumbly on a baggage truck looking at the sky waiting for the Los Angeles Express to depart worrying about eternity over the Post Office roof in the night-time red downtown heaven, staring through my eyeglasses I realized shuddering these thoughts were not eternity, nor the poverty of our lives, irritable baggage clerks, nor the millions of weeping relatives surrounding the buses waving goodbye, nor other millions of the poor rushing around from city to city to see their loved ones, nor an indian dead with fright talking to a huge cop by the Coke machine, nor this trembling old lady with a cane taking the last trip of her life, nor the red capped cynical porter collecting his quarters and smiling over the smashed baggage, nor me looking around at the horrible dream, nor mustached negro Operating Clerk named Spade, dealing out with his marvelous long hand the fate of thousands of express packages, nor fairy Sam in the basement limping from leaden trunk to trunk, oe at the counter with his nervous breakdown smiling cowardly at the customers, nor the grayish-green whale's stomach interior loft where we keep the baggage in hideous racks, hundreds of suitcases full of tragedy rocking back and forth waiting to be opened, nor the baggage that's lost, nor damaged handles, name-plates vanished, busted wires & broken ropes, whole trunks exploding on the concrete floor, nor seabags emptied into the night in the final warehouse.
En la consigna de la Greyhound
I En las profundidades de la Terminal de la Greyhound sentado como un estúpido sobre un camión de equipaje mirando al cielo esperando la salida del Expreso de Los Angeles preocupándome acerca de la eternidad sobre el tejado de la Oficina de correos en el cielo rojo de la noche del centro de la ciudad, mirando con pasmo a través de mis gafas me di cuenta estremecido de que estos pensamientos no eran la eternidad, ni tampoco la pobreza de nuestras vidas, irritables encargados de equipajes, ni tampoco los millones de sollozantes parientes que rodeaban los autobuses diciendo adiós, ni tampoco otros millones de pobres apresurándose de ciudad en ciudad para ver a las personas amadas, ni tampoco un indio muerto de miedo hablando con gigantesco poli junto a la máquina expendedora de Cola, ni tampoco esta temblorosa anciana con su bastón que emprende el último viaje de su vida, ni tampoco el cínico portero de la gorra roja que recoje sus propinas y sonríe mirando el machacado equipaje, ni tampoco yo mirando en derredor mío al horrible sueño, ni tampoco el mostachudo empleado negro de Operaciones llamado Spade, repartiendo con su maravillosa larga mano el destino de miles de paquetes express, ni tampoco el marica Sam en el sótano cojeando de plúmbeo baúl en baúl ni tampoco Joe en el mostrador con su crisis nerviosa sonriendo cobardemente a los clientes, ni tampoco el ático gris verdoso estómago de ballena donde guardamos el equipaje en detestables estanterías, centenares de maletas repletas de tragedia balanceándose de un lado para otro esperando ser abiertas, ni tampoco el equipaje que se pierde, ni tampoco las asas rotas, las desvanecidas placas de identificación, los alambres reventados & las cuerdas rotas los baúles enteros reventando sobre el suelo de cemento, ni las talegas de marinero vaciadas de noche en el almacén final.
Versión de Katy GallegoLabels: Allen Ginsberg |
posted by Alfil @ 10:31 AM |
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