John Keats -Ode on melancholy- |
Saturday, June 18, 2005 |
Ode on melancholy John Keats (1795-1821)
No, no! go not to Lethe, neither twist Wolf's-bane, tight-rooted, for its poisonous wine; Nor suffer thy pale forehead to be kissed By nightshade, ruby grape of Proserpine; Make not your rosary of yew-berries, Nor let the beetle nor the death-moth be Your mournful Psyche, nor the downy owl A partner in your sorrow's mysteries; For shade to shade will come too drowsily, And drown the wakeful anguish of the soul.
But when the melancholy fit shall fall Sudden from heaven like a weeping cloud, That fosters the droop-headed flowers all, And hides the green hill in an April shroud; Then glut thy sorrow on a morning rose, Or on the rainbow of the salt sand-wave, Or on the wealth of globed peonies; Or if thy mistress some rich anger shows, Emprison her soft hand, and let her rave, And feed deep, deep upon her peerless eyes.
She dwells with Beauty -- Beauty that must die; And Joy, whose hand is ever at his lips Bidding adieu; and aching Pleasure nigh, Turning to poison while the bee-mouth sips; Ay, in the very temple of delight Veiled Melancholy has her sovran shrine, Though seen of none save him whose strenuous tongue Can burst Joy's grape against his palate fine; His soul shall taste the sadness of her might, And be among her cloudy trophies hung.
Oda a la melancolía
No vayas al Leteo ni exprimas el morado acónito buscando su vino embriagador; no dejes que tu pálida frente sea besada por la noche, violácea uva de Proserpina. No hagas tu rosario con los frutos del tejo ni dejes que polilla o escarabajo sean tu alma plañidera, ni que el búho nocturno contemple los misterios de tu honda tristeza. Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta, y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.
Pero cuando el acceso de atroz melancolía se cierna repentino, cual nube desde el cielo que cuida de las flores combadas por el sol y que la verde colina desdibuja en su lluvia, enjuga tu tristeza en una rosa temprana o en el salino arco iris de la ola marina o en la hermosura esférica de las peonías; o, si tu amada expresa el motivo de su enfado, toma firme su mano, deja que en tanto truene y contempla, constante, sus ojos sin igual.
Con la Belleza habita, Belleza que es mortal. También con la alegría, cuya mano en sus labios siempre esboza un adiós; y con el placer doliente que en tanto la abeja liba se torna veneno. Pues en el mismo templo del Placer, con su velo tiene su soberano numen Melancolía, aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosa boca muerde la uva fatal de la alegría. Esa alma probará su tristísimo poder y entre sus neblinosos trofeos será expuesta.
Versión de Gabriel InsuastiLabels: John Keats |
posted by Alfil @ 6:54 AM |
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