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Lynn Emanuel -Homage to Sharon Stone-
Tuesday, December 06, 2005
Homage to Sharon Stone
Lynn Emanuel (EEUU, 1949 - )

It's early morning. This is the "before,"
the world hanging around in its wrapper,
blowzy, frumpy, doing nothing: my
neighbors, hitching themselves to the roles
of the unhappily married, trundle their three
mastiffs down the street. I am writing this
book of poems. My name is Lynn Emanuel.
I am wearing a bathrobe and curlers; from
my lips, a Marlboro drips ash on the text.
It is the third of September nineteen.
And as I am writing this in my trifocals
and slippers, across the street, Sharon Stone,
her head swollen with curlers, her mouth
red and narrow as a dancing slipper,
is rushed into a black limo. And because
these limos snake up and down my street,
this book will be full of sleek cars nosing
through the shadowy ocean of these words.
Every morning, Sharon Stone, her head
in a helmet of hairdo, wearing a visor
of sunglasses, is engulfed by a limo
the size of a Pullman, and whole fleets
of these wind their way up and down
the street, day after day, giving to the street
(Liberty Avenue in Pittsburgh, PA)
and the book I am writing, an aspect
that is both glamorous and funereal.
My name is Lynn Emanuel, and in this
book I play the part of someone writing
a book, and I take the role seriously,
just as Sharon Stone takes seriously
the role of the diva. I watch the dark
cars disappear her and in my poem
another Pontiac erupts like a big animal
at the cool trough of a shady curb. So,
when you see this black car, do not think
it is a Symbol For Something. It is just
Sharon Stone driving past the house
of Lynn Emanuel who is, at the time,
trying to write a book of poems.
Or you could think of the black car as
Lynn Emanuel, because, really, as an author,
I have always wanted to be a car, even
though most of the time I have to be
the "I," or the woman hanging wash;
I am a woman, one minute, then I am a man,
I am a carnival of Lynn Emanuels:
Lynn in the red dress; Lynn sulking
behind the big nose of my erection;
then I am the train pulling into the station
when what I would really love to be is
Gertrude Stein spying on Sharon Stone
at six in the morning. But enough about
that, back to the interior decorating:
On the page, the town looks bald
and dim so I turn up the amps on
the radioactive glances of bad boys.
In a kitchen, I stack pans sleek with
grease, and on a counter there is a roast
beef red as a face in a tantrum. Amid all
this bland strangeness is Sharon Stone,
who, like an engraved invitation, is asking
me, Won't you, too, play a role? I do not
choose the black limo rolling down the street
with the golden stare of my limo headlights
bringing with me the sun, the moon, and
Sharon Stone. It is nearly dawn; the sun
is a fox chewing her foot from the trap;
every bite is a wound and every wound
is a red window, a red door, a red road.
My name is Lynn Emanuel. I am the writer
trying to unwrite the world that is all around her.


Homenaje a Sharon Stone

Es temprano en la mañana y al otro lado de la calle
las ventanas de un cuarto de hotel están tapadas
con las tropicales ejecuciones de una
mujer desvistiéndose, dentro de The Eatery,
un chico, azulado por el neón, está sentado a la mesa,
y mis vecinos se engancharon a sí mismos con
los roles del matrimonio infeliz y
como carriola ruedan sus tres mastines calle abajo.
Yo estoy escribiendo este libro de poemas. Mi nombre
es Lynn Emanuel. Llevo puesta una bata de baño
y ruleros; desde mis labios un Marlboro echa ceniza
sobre el texto. Es el tres de septiembre de 19...,
estoy pensando, pero a veces pierdo el hilo.
Y mientras estoy escribiendo esto con mis trifocales
y zapatillas, al otro lado de la calle, Sharon Stone,
su cabeza hinchada de ruleros, su boca
roja y estrecha como una zapatilla de danza
está entrando apresurada en una limusina negra.
Y como estas limusinas serpentean
por mi cuadra hacia un lado y otro
este libro estará lleno de coches de elegantes trompas
entre un vago océano de palabras.
Cada mañana, Sharon Stone, su cabeza
en un casco de peinado, usando una visera
de anteojos de sol, es engullida por una limusina
del tamaño de un Pullman, y toda su flota
enrolla y desenrolla su ruta calle arriba calle abajo
día tras día, dando a la calle
(Avenida Liberty en Pittsburgh, Pennsylvania)
y el libro que estoy escribiendo, un aspecto
que es al mismo tiempo glamoroso y funeral.
Mi nombre es Lynn Emanuel, y en este
libro yo hago el papel de alguien que escribe
un libro, y tomo mi papel tan seriamente
como Sharon Stone toma seriamente
el rol de joven estrella. Yo miro los oscuros
coches que la hacen desaparecer y en mi poema
otro Pontiac viene a dormitar
como un gran animal en los frescos pesebres
de sombreadas barbadas, Así que, cuando veas
este coche negro, no pienses que es un
Símbolo Para Algo. Es solamente
Sharon Stone manejando por delante de la casa
de alguien que está, en ese momento,
tratando de escribir un libro de poemas.
O puedes pensar que el coche negro es
Lynn Emanuel, porque, realmente, como autora,
yo tuve siempre deseos de ser un coche, aún cuando
la mayor parte del tiempo yo tuve que ser
"Yo", o la mujer pendiente de la ropa para lavar;
yo soy una mujer, un minuto, entonces yo soy un hombre,
yo soy un carnaval de Lynn Emanuels:
Lynn con el vestido rojo, Lynn malhumorada
detrás de la gran nariz de su erección,
entonces soy el tren entrando en la estación
siempre y cuando realmente me guste serlo
Gertrude Stein espiando a Sharon Stone
a la seis de la mañana. Pero satisfechos con
eso, retrocedamos a la decoración de interiores:
En la página, la ciudad se ve sin rodeos
y poco atractiva así que vuelvo mis lentes en
un radioactivo vistazo sobre los malos tipos.
En una cocina, amontono cacerolas relucientes de grasa,
y en una mesada hay un rosbif
rojo como una cara con rabia. En medio de toda esta
insulsa cosa desconocida, es Sharon Stone quien,
como en una invitación grabada, está preguntándome,
¿No quieres tú también representar un papel?
Yo elijo la limusina negra, y calle abajo las doradas
lunas de los faros de mi limusina ruedan llevando
con ellas el sol, y la luna, y Sharon Stone
que está mirando fijamente la lejana y luminosa ventana
de una casa donde, todo este tiempo, alguien
estuvo seriamente rotulando con su nombre, este poema.

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posted by Alfil @ 5:00 PM  
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