Elizabeth Browning -Catarina to Camoens- |
Tuesday, April 04, 2006 |
Catarina to Camoens Elizabeth Barret Browning (Gran Bretaña, 1806-1861)
[Dying in his absence abroad, and referring to the poem in which he recorded the sweetness of her eyes.]
On the door you will not enter I have gazed too long: adieu! Hope withdraws her "peradventure"; Death is near me,--and not _you!_ Come, O lover, Close and cover These poor eyes you called, I ween, "Sweetest eyes were ever seen!"
When I heard you sing that burden In my vernal days and bowers, Other praises disregarding, I but hearkened that of yours, Only saying In heart-playing, "Blessed eyes mine eyes have been, If the sweetest his have seen!"
But all changes. At this vesper Cold the sun shines down the door. If you stood there, would you whisper, "Love, I love you," as before,-- Death pervading Now and shading Eyes you sang of, that yestreen, As the sweetest ever seen?
Yes, I think, were you beside them, Near the bed I die upon, Though their beauty you denied them, As you stood there looking down, You would truly Call them duly, For the love's sake found therein, "Sweetest eyes were ever seen."
And if _you_ looked down upon them, And if _they_ looked up to _you_, All the light which has foregone them Would be gathered back anew; They would truly Be as duly Love-transformed to beauty's sheen, "Sweetest eyes were ever seen."
But, ah me! you only see me, In your thoughts of loving man, Smiling soft, perhaps, and dreamy, Through the wavings of my fan; And unweeting Go repeating In your revery serene, "Sweetest eyes were ever seen."
O my poet, O my prophet! When you praised their sweetness so, Did you think, in singing of it, That it might be near to go? Had you fancies From their glances, That the grave would quickly screen "Sweetest eyes were ever seen"?
No reply. The fountain's warble In the courtyard sounds alone. As the water to the marble So my heart falls with a moan From love-sighing To this dying. Death forerunneth Love to win "Sweetest eyes were ever seen."
_Will_ you come? When I'm departed Where all sweetnesses are hid, Where thy voice, my tender-hearted, Will not lift up either lid, Cry, O lover, Love is over! Cry, beneath the cypress green, "Sweetest eyes were ever seen!"
When the Angelus is ringing, Near the convent will you walk, And recall the choral singing Which brought angels down our talk? Spirit-shriven I viewed heaven, Till you smiled--"Is earth unclean, Sweetest eyes were ever seen?" When beneath the palace-lattice You ride slow as you have done, And you see a face there that is Not the old familiar one, Will you oftly Murmur softly, "Here ye watched me morn and e'en, Sweetest eyes were ever seen"?
When the palace-ladies, sitting Round your gittern, shall have said, "Poets, sing those verses written For the lady who is dead," Will you tremble, Yet dissemble, Or sing hoarse, with tears between, "Sweetest eyes were ever seen"?
"Sweetest eyes!" How sweet in flowings The repeated cadence is! Though you sang a hundred poems, Still the best one would be this. I can hear it 'Twixt my spirit And the earth-noise intervene,-- "Sweetest eyes were ever seen!"
But--but _now_--yet unremoved Up to heaven they glisten fast; You may cast away, beloved, In your future all my past: Such old phrases May be praises For some fairer bosom-queen-- "Sweetest eyes were ever seen!"
Eyes of mine, what are ye doing? Faithless, faithless, praised amiss If a tear be, on your showing, Dropped for any hope of his! Death has boldness Besides coldness, If unworthy tears demean "Sweetest eyes were ever seen." I will look out to his future; I will bless it till it shine. Should he ever be a suitor Unto sweeter eyes than mine, Sunshine gild them, Angels shield them, Whatsoever eyes terrene _ Be_ the sweetest his have seen.
Catalina a Camoens
Al morir mientras él se encuentra en el extranjero y aludiendo a los versos en los que el poeta se refería a su dulce mirar.
No entrarás por esta puerta que contemplo sin cesar. ¡Adiós! Se va la esperanza, viene la muerte, no tú. Ven, amor mío,ven a cerrar estos ojos que llamaste los de más dulce mirar.
Cuando oía tu canción en antiguas primaveras ,olvidando otros elogios sólo escuchaba los tuyos, y repetía el corazón: Benditos sean mis ojos si le parecen tan dulces.
Todo cambia y esta tarde baña un sol frío la puerta. ¿Susurrarías ahora igual que antes: Te amo mucho... cuando la muerte nubla triunfal los ojos que ayer llamaste los de más dulce mirar?
Si estuvieras a mi lado junto a la cama en que muero, aunque antaño desdeñaste su hermosura, sé que ahora los llamarías siendo veraz, por el amor que hay en ellos, los de más dulce mirar.
Y si entonces los mirases y ellos te viesen a ti, todo su brillo perdido volverían a tener. Por el amor y de verdad fueran belleza radiante los de más dulce mirar.
Pero, ay, que sólo me vesc on ojos de enamorado como una leve sonrisa soñando tras abanicos; y así repites sin saber más en tus serenos ensueños:l os de más dulce mirar.
Mientras el alma se sale de mi cuerpo lento y pálido, siempre ansioso por oír estas palabras de amor, ¡oh, mi poeta, ven a mí ya! Tardío amor, ven, son tuyos los de más dulce mirar.
Poeta mío, profeta, al alabar su dulzura, ¿es que no viste que está apagándose su luz? ¿Es que no viste que ya jamás devolvería la tumba los de más dulce mirar?
Silencio. Sólo se escucha el surtidor en el patio, cae el agua sobre el mármol como cae el corazón desde el suspiro hasta la muerte, muerte que anuncia su triunfo sobre los ojos más dulces.
¿Vendrás? Me siento muy sola, todo es amargo a mi lado, y tu voz, amado mío, no me despierta los párpados. Ha muerto amor, llorad, llorad, junto al ciprés si es que fuisteis los de más dulce mirar.
Sonaba el ángelus, cerca de aquel convento paseábamos y los coros atraían los ángeles al coloquio. Veía el cielo el alma audaz. Sonreíste. ¿Es eso impuro, los de más dulce mirar?
Al pasar en tu caballo y ver tras la celosía de aquel palacio otro rostro que no es el rostro de siempre, ¿en un murmullo repetirás: Desde aquí me contemplasteis, los de más dulce mirar?
Cuando las damas en torno de tu guitarra te digan: Canta, poeta, los versos de la dama que murió, ¿entre las lágrimas, no fingirás entonando la canción de la del dulce mirar?
¡Oh, melodiosas palabras muchas veces repetidas! Entre todas tus canciones la mejor ésta será, la escucha el alma una vez más entre el ruido de este mundo... Los de más dulce mirar.
El clérigo va a rezar, el coro está de rodillas, otras músicas solemnes el alma pronto oirá. ¡Oh, miserere,oh, ten piedad! Ya no será Catalinala de más dulce mirar.
Guarda esta cinta que es mía (me la quité del cabello), y cuando llores sobre ella no te sentirás tan solo, pues desde el cielo yo sin cesar en ti posaré estos ojos, los de más dulce mirar.
Pero ahora, cuando aún estoy aquí, brillan más; tú, amor mío, echa en olvido todo lo que es mi pasado: estas palabras dedicarás a otra más bella que yo: la de más dulce mirar.
Pero, ¿qué hacéis, ojos míos? Sois desleales si el llanto dejáis caer por el bien de su esperanza y su vida. Sería indigno para el mortal que un llanto ruin enturbiara los de más dulce mirar.
Velaré por su futuro, bendeciré su esplendor; quiero que cante a otros ojos de mirar mucho más dulce. Que los proteja su ángel guardián, y que sean para él los de más dulce mirar.
Versión de Carlos PujolLabels: Elizabeth Browning |
posted by Alfil @ 3:24 AM |
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