Musee des Beaux Arts
W.H. Auden (1907-1973)
About suffering they were never wrong,
The Old Masters: how well they understood
Its human position; how it takes place
While someone else is eating or opening a window or just walking dully along;
How, when the aged are reverently, passionately waiting
For the miraculous birth, there always must be
Children who did not specially want it to happen, skating
On a pond at the edge of the wood:
They never forgot
That even the dreadful martyrdom must run its course
Anyhow in a corner, some untidy spot
Where the dogs go on with their doggy life and the torturer's horse
Scratches its innocent behind on a tree.
In Breughel's Icarus, for instance: how everything turns away
Quite leisurely from the disaster; the ploughman may
Have heard the splash, the forsaken cry,
But for him it was not an important failure; the sun shone
As it had to on the white legs disappearing into the green
Water; and the expensive delicate ship that must have seen
Something amazing, a boy falling out of the sky,
Had somewhere to get to and sailed calmly on.
Museo de Bellas Artes
Acerca del sufrimiento, nunca estuvieron equivocados,
Los Viejos Maestros: cuán bien entendieron
Su posición humana. Como toma lugar,
Mientras otro está comiendo o abriendo una ventana o caminando lerdamente a la deriva.
Como, cuando los ancianos están esperando, reverentes y apasionados,
El nacimiento milagroso, siempre hay
Niños que, especialmente, no quisieran que sucediera, patinando
En un estanque a la orilla del bosque:
Ellos nunca olvidaron
Que aun el más espantoso martirio debe seguir su curso
De cualquier manera en una esquina: algún paraje desaliñado
Donde los perros pasan con sus perrunas vidas y el caballo del torturador
Rasca su inocente trasero en un árbol.
En el Ícaro de Brueghel, por ejemplo: como cada cosa da la espalda,
Relajadamente, al desastre. El arador habrá
Oído el chapuzón, el grito desamparado;
Pero, para él, no era una falla importante; el sol brillaba
Tal como debía, sobre las blancas piernas que desaparecían en el agua
Verde, y la nave costosa y delicada que debe haber visto
Algo asombroso, a un muchacho cayendo del cielo,
Ya tenía un destino y zarpaba sosegadamente.
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