Last ride together
Robert Browning (Gran Bretaña, 1812-1889)
I.
I said---Then, dearest, since 'tis so,
Since now at length my fate I know,
Since nothing all my love avails,
Since all, my life seemed meant for, fails,
Since this was written and needs must be---
My whole heart rises up to bless
Your name in pride and thankfulness!
Take back the hope you gave,---I claim
---Only a memory of the same,
---And this beside, if you will not blame,
Your leave for one more last ride with me.
II.
My mistress bent that brow of hers;
Those deep dark eyes where pride demurs
When pity would be softening through,
Fixed me, a breathing-while or two,
With life or death in the balance: right!
The blood replenished me again;
My last thought was at least not vain:
I and my mistress, side by side
Shall be together, breathe and ride,
So, one day more am I deified.
Who knows but the world may end tonight
III.
Hush! if you saw some western cloud
All billowy-bosomed, over-bowed
By many benedictions---sun's
And moon's and evening-star's at once---
And so, you, looking and loving best,
Conscious grew, your passion drew
Cloud, sunset, moonrise, star-shine too,
Down on you, near and yet more near,
Till flesh must fade for heaven was here!---
Thus leant she and lingered---joy and fear!
Thus lay she a moment on my breast.
IV
Then we began to ride. My soul
Smoothed itself out, a long-cramped scroll
Freshening and fluttering in the wind.
Past hopes already lay behind.
What need to strive with a life awry?
Had I said that, had I done this,
So might I gain, so might I miss.
Might she have loved me? just as well
She might have hated, who can tell!
Where had I been now if the worst befell?
And here we are riding, she and I.
V.
Fail I alone, in words and deeds?
Why, all men strive and who succeeds?
We rode; it seemed my spirit flew,
Saw other regions, cities new,
As the world rushed by on either side.
I thought,---All labour, yet no less
Bear up beneath their unsuccess.
Look at the end of work, contrast
The petty done, the undone vast,
This present of theirs with the hopeful past!
I hoped she would love me; here we ride.
VI.
What hand and brain went ever paired?
What heart alike conceived and dared?
What act proved all its thought had been?
What will but felt the fleshly screen?
We ride and I see her bosom heave.
There's many a crown for who can reach,
Ten lines, a statesman's life in each!
The flag stuck on a heap of bones,
A soldier's doing! what atones?
They scratch his name on the Abbey-stones.
My riding is better, by their leave.
VII.
What does it all mean, poet? Well,
Your brains beat into rhythm, you tell
What we felt only; you expressed
You hold things beautiful the best,
And pace them in rhyme so, side by side.
'Tis something, nay 'tis much: but then,
Have you yourself what's best for men?
Are you---poor, sick, old ere your time---
Nearer one whit your own sublime
Than we who never have turned a rhyme?
Sing, riding's a joy! For me, I ride.
VIII.
And you, great sculptor---so, you gave
A score of years to Art, her slave,
And that's your Venus, whence we turn
To yonder girl that fords the burn!
You acquiesce, and shall I repine?
What, man of music, you grown grey
With notes and nothing else to say,
Is this your sole praise from a friend,
``Greatly his opera's strains intend,
``Put in music we know how fashions end!''
I gave my youth; but we ride, in fine.
IX.
Who knows what's fit for us? Had fate
Proposed bliss here should sublimate
My being---had I signed the bond---
Still one must lead some life beyond,
Have a bliss to die with, dim-descried.
This foot once planted on the goal,
This glory-garland round my soul,
Could I descry such? Try and test!
I sink back shuddering from the quest.
Earth being so good, would heaven seem best?
Now, heaven and she are beyond this ride.
X.
And yet---she has not spoke so long!
What if heaven be that, fair and strong
At life's best, with our eyes upturned
Whither life's flower is first discerned,
We, fixed so, ever should so abide?
What if we still ride on, we two
With life for ever old yet new,
Changed not in kind but in degree,
The instant made eternity,---
And heaven just prove that I and she
Ride, ride together, for ever ride?
El último paseo a caballo juntos
I.
Dije: "Entonces, amor mío, ya que es así,
ya que sé al fin cuál es mi destino,
ya que de nada sirve mi amor,
ya que mi vida ha fracasado en todo,
ya que se ha de cumplir lo que está escrito,
¡todo mi corazón se dispone a bendecir
tu nombre con gratitud y orgullo!
Toma la esperanza que me diste:
tan sólo pido que el recuerdo quede
y también, si no me lo reprochas,
tu consentimiento para dar juntos un último paseo.
II.
Inclino la frente mi señora;
esos ojos negros por donde asoma el orgullo
cuando quisiera por ellos la piedad hablar,
congelaron mi aliento por instantes
con la vida o la muerte en la balanza: ¡Acepto!
Volvió la sangre a circular de nuevo;
al menos no era en vano mi último deseo:
estaremos juntos yo y mi señora,
suspiro y paseo, uno junto al otro,
y así un día más conoceré la gloria.
¿Quién sabe? Puede el mundo acabar esta noche.
III.
¡Silencio! Si vieras por poniente alguna nube
de senos abultados, colmada además
de tantas bendiciones -de la luna,
del sol y las estrellas de la noche-,
y si tú de ello, la más dulce y hermosa,
te volvieras consciente, atraería tu pasión
hacia ti, muy cerca, cada vez más cerca,
al ocaso y las nubes, a la luna y los astros,
hasta fundirse la carne en la luz del cielo.
Se inclinó y se detuvo -¡miedo y alegría!-
y por un instante se apoyó en mi pecho.
IV.
Comenzamos entonces el paseo. Se deshacía
mi alma como sellado pergamino
que se agita y vuela con el viento.
Ya quedan atrás pasadas esperanzas.
¿Por qué luchar con una vida errada?
Si hubiera dicho esto, si hubiera hecho lo otro,
podría haber ganado o bien perdido.
¿Me habría amado? De igual manera,
-¿quien lo sabe?- ¡podría haberme odiado!
¿Dónde estaría ahora de ocurrir lo peor?
Entre tanto, ella y yo seguimos cabalgando.
V.
¿Sólo yo fracasé en palabras y actos?
¿A quién el triunfo su esfuerzo recompensa?
Seguimos cabalgando; sentía mi espíritu volar,
veía otras regiones y ciudades nuevas
mientras pasaba el mundo a nuestros lados.
Pensé que todo esfuerzo, por pequeño que sea,
puede el fracaso hacer que se ennoblezca.
Contempla el final de una obra y contrasta
lo poco hecho con la vastedad de lo no hecho,
¡este presente con el pasado esperanzado!
Esperaba que me amara; ahora cabalgamos.
VI
¿Cuándo mente y mano se pusieron de acuerdo?
¿Qué corazón supo aunar el proyecto y la acción?
¿Qué acto probó que había tras él un pensamiento?
¿Qué deseo sintió el consuelo del cuerpo?
Cabalgamos y veo que su pecho jadea.
Muchas coronas compensan al que triunfa.
Diez líneas, ¡una vida de entrega en cada una!
Se clavó la bandera sobre un montón de huesos,
¡la hazaña de un soldado! ¿Quién responde?
Graban su nombre en los muros del templo.
Con su consentimiento, es mejor mi paseo.
VII.
¿Qué significa, poeta, todo esto? Bien,
cierto es que late tu espíritu con ritmo
y que sólo hablas de aquello que sentimos;
dijiste que te ocupan las cosas más hermosas
y que en versos acompasados las ordenas.
Es algo, incluso es mucho, pero, entonces,
¿está en tus manos lo mejor para el hombre?
¿Estás tú, pobre, enfermo, viejo antes de tiempo,
un poco más cerca de lo sublime
que nosotros, que nunca hicimos versos?
¡Qué alegría cabalgar! Canto y sigo cabalgando.
VIII.
Y tú, gran escultor, que al Arte como esclavo
entregaste veinte años enteros de tu vida
¡y luego desviamos de tu Venus la mirada
para ver la muchacha que vadea el arroyo!
Si tú consientes, ¿cómo voy a oponerme?
Y tú, músico, que lentamente has encanecido
con tus notas, ajeno y mudo a todo lo demás,
recibes de tu amigo este único elogio:
"¡Qué grandeza persiguen los compases de tu ópera,
pero ya sabes cómo acaban las modas de la música!"
Entregué mi juventud; pero ahora nosotros cabalgamos.
IX
¿Quién en verdad conoce su bien? Si el hado
nos hubiera bendecido, si yo hubiera aceptado
el compromiso, habría entregado mi ser;
mas debe uno llevar su vida más allá
morir con una felicidad sólo entrevista.
Este pie que una vez puse en la meta,
este ramo de gloria que rodea mi alma,
¿podría vislumbrarlos? ¡Prueba y juzga!
Me hundí estremeciéndome en la búsqueda.
Si es tan buena la tierra, ¿será mejor el cielo?
Ahora, ella y el cielo están más allá de este paseo.
X.
Y, sin embargo, ¡ella apenas ha hablado!
Y si el cielo fuera eso, la fuerza y la belleza
que da la juventud y mirar únicamente
donde brotan las flores primeras de la vida,
¿seguiríamos viviendo así para siempre?
¿Y si seguimos cabalgando, nosotros dos,
con la vida antigua y nueva, eternamente,
con algunos cambios pero no esenciales,
hecho el instante eternidad,
y probando el cielo que ella y yo cabalgamos,
cabalgamos juntos, cabalgamos para siempre?
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